
Tomé algunas oportunidades durante años, algunas que asustan y son hijas del azar, otras más que se fueron, queriéndolas o no.
Y en la huida cicatricé.
Tomé las pastilas necesarias. No estaba tan alarmado por tu ausencia, sólo extrañaba tus manos, que son manos cualquiera. Pudieron ser ojos o frente, lo que sea iba a funcionar.
En los días te escondí.
Traté y escribí esos malditos diarios. Mentí, grandes mentiras caminando. La sábana en tu carne, o tu carne que fué mi sábana, raspaba, olía a siglos furiosos, glotones, misoginos, la funcional mentira.
Perdí antes de haber nacido, y me encuentro aceptando la derrota en todas mis horas.